COMITÉ CIENTÍFICO
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Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad
Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre una hipótesis metabólica relativa a
la hepatotoxicidad asociada al consumo de ciertos complementos
alimenticios y a productos alimenticios destinados a una alimentación
especial, relacionados con dietas de control de peso
Número de referencia: AESAN-2009-001
Documento aprobado por el Comité Científico en su sesión plenaria de 21 de
enero de 2009
Miembros del Comité Científico
Andreu Palou Oliver, Juan José Badiola
Díez, Arturo Anadón Navarro, Albert Bosch
Navarro, Juan Francisco Cacho Palomar,
Ana María Cameán Fernández, Alberto
Cepeda Sáez, Lucas Domínguez
Rodríguez, Rosaura Farré Rovira, Manuela
Juárez Iglesias, Francisco Martín
Bermudo, Manuel Martín Esteban, Albert
Más Barón, Teresa Ortega Hernández-
Agero, Andrés Otero Carballeira, Perfecto
Paseiro Losada, Daniel Ramón Vidal, Elías
Rodríguez Ferri, Mª Carmen Vidal Carou,
Gonzalo Zurera Cosano
Secretario
Jesús Campos Amado
Grupo de Trabajo
Andreu Palou Oliver (Coordinador)
Catalina Pico Segura (Consultora
externa)
Mª Luisa Bonet Piña (Consultora
externa)
Concepción Becerril Moral (AESAN)
Resumen
Este informe desarrolla una hipótesis metabólico-nutricional, explicativa de la posible
generación de casos, aislados pero significativos, de daño hepático en grupos de
población consistentes en consumidores de productos adelgazantes de forma
incontrolada. Se plantea como alternativa a la imposibilidad de poder atribuir una
relación causa-efecto al consumo per se de complementos alimenticios y de productos
alimenticios destinados a una alimentación especial, relacionados con dietas de
control de peso y los daños hepáticos observados en personas expuestas. No parece
existir una relación entre las anomalías hepáticas observadas con el consumo de un
producto concreto sino, más bien, los efectos adversos se asocian a un determinado
tipo de hábitos de consumo de algunos de estos productos, que tienen en común el
tener atribuidos beneficios para adelgazar y para mejorar el bienestar general. Entre
este grupo de personas no es infrecuente encontrar ejemplos de comportamientos
para adelgazar de forma muy rápida, con combinaciones de esfuerzos de privación de
alimentos, con alteración de otros hábitos alimentarios y/o con la ingesta de diversos
extractos botánicos o de productos de síntesis o, en general, ingesta de suplementos
alimenticios a los que se atribuyen esperanzadoras propiedades adelgazantes.
Se plantea aquí la potencial relación de los daños hepáticos observados con una
respuesta hepática, hasta cierto punto fisiológica pero anómala o exacerbada por la
excesiva liberación de grasa en periodos de movilización acelerada de los depósitos
del tejido adiposo. Así, se plantea que el exceso de ácidos grasos captados por el
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hígado, en presencia de una limitada capacidad de metabolización y/o de
reexportación de triglicéridos, en personas sensibles puede incrementar la infiltración
grasa, la formación de un hígado graso (esteatosis); en general una alteración suave y
reversible y, de continuar, una posible progresión inflamatoria a esteatohepatitis, es
decir con daños hepáticos ya muy serios.
Se analiza esta posibilidad a la luz de los antecedentes sobre los casos detectados, la
información sobre las propiedades toxicológicas de algunos complementos
alimenticios y de productos alimenticios destinados a una alimentación especial
relacionados con dietas de control de peso, la etiología y condicionantes del hígado
graso y el estado actual del conocimiento sobre el metabolismo de las grasas y las
interrelaciones hígado-tejido adiposo. Se concluye que es bastante plausible que los
casos observados puedan obedecer, al menos en parte, al stress hepático que, en
personas especialmente más sensibles, es ocasionado por un exceso de
disponibilidad de ácidos grasos en respuesta a unas condiciones de incrementada
lipólisis y movilización de la grasa almacenada en el tejido adiposo. En estas
personas, la incapacidad de metabolizar el exceso de ácidos grasos, ni
suficientemente de modo parcial (formando y exportando cuerpos cetónicos), junto a
la limitación para la síntesis de lipoproteínas (VLDL) y así re-exportar la grasa hacia
otros tejidos; todo ello llevaría a una alternativa metabólica desequilibrante,
desesestabilizadora de la homeostasis hepática, y acumular el exceso de triglicéridos
en las propias células hepáticas (hígado graso). El propio exceso de cuerpos
cetónicos, por su carácter anorexigénico, también podría contribuir en estas personas
a acentuar esta respuesta anómala, al facilitar una menor ingesta energética,
incrementar consecuentemente los procesos lipolíticos y así la captación hepática y la
infiltración grasa de los hepatocitos. En ciertos casos determinados (tales como una
mayor susceptibilidad por razones genéticas o adquiridas, o la propia condición de
resistencia a la insulina) la respuesta puede resultar aún más exacerbada y
desestabilizadora. En casos más extremos, las condiciones pueden incluso progresar
hasta cuadros claros de esteatohepatitis, cuyas características pueden asimilarse (al
menos en parte) con las descritas y que serían, en gran parte, reversibles, al
desaparecer las condiciones desencadenantes (adelgazamiento rápido).
Cabe recomendar que en este tipo de productos se incluya un aviso sobre posibles
riesgos para la salud asociados a las pérdidas muy aceleradas de peso.
1. Antecedentes .
Inicialmente, el Ministerio de Sanidad y Consumo tuvo conocimiento de la existencia
de algunos casos de toxicidad hepática (es decir, dolencias en el hígado con
manifestaciones diversas), presuntamente asociados al consumo de complementos
alimenticios y a productos alimenticios destinados a una alimentación especial
relacionados con dietas de control de peso. Estos productos se comercializan en
España, y en otros muchos países, con la calificación de dietéticos, complementos
alimenticios y alimentos, según los casos, a los que se atribuyen beneficios para
adelgazar y mejorar el bienestar general del consumidor.
Según la legislación comunitaria, algunos productos dietéticos deben cumplir, entre
otras, la normativa en cuanto a composición y etiquetado pero no es obligado notificar
su puesta en el mercado. Otros productos dietéticos y todos los complementos
alimenticios sólo requieren una notificación de inicio de comercialización en cualquiera
de los 27 Estados miembros de la Unión Europea.
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Los casos
Se han descrito dos casos ocurridos en Suiza e Israel de personas hospitalizadas por
daño hepático, que carecían de factores de riesgo asociado (virus, consumo de
alcohol, problemas de autoinmunidad o enfermedades de hígado hereditarias) pero
que habían consumido con anterioridad simultáneamente de 3 a 17 productos,
relacionados con dietas de control de peso durante diferentes periodos de tiempo
(Elinav et al., 2007).
− En Suiza se detectaron doce casos entre 1998 y 2004 y en 10 de ellos se
disponía de suficiente información como para admitir una (plausible) relación
de causalidad entre la enfermedad y estos productos. La causalidad fue
valorada como "cierta" en dos de ellos, "probable" en siete y "posible" en uno.
La biopsia de los hígados (7/10) mostraba necrosis hepática, marcada
infiltración linfocitica/eosinofilica y colestasis en cinco. Un paciente con daño
hepático fulminante mostró hepatitis de células gigantes.
− En Israel se investigó a doce personas que sufrieron daño hepático agudo de
origen desconocido que habían consumido estos productos. Tres pacientes
después de superar el episodio volvieron a consumirlos y desarrollaron un
segundo ataque hepático, demostrando así una inequívoca relación causaefecto.
Las biopsias de los pacientes mostraron una hepatitis activa,
inflamación portal con eosinofilos, reacción ductular e inflamación parenquimal.
Un paciente desarrollo un episodio sub-fulminante y dos fulminantes de fallo
hepático.
En España, la mayoría de casos han tenido lugar entre 2003 y 2007. En este sentido,
el SEFV (Servicio de Farmacovigilancia) ha recibido notificación de nueve casos de
alteraciones hepáticas en las que algunos de los productos aludidos se consideraron
sospechosos de producir alteraciones de las enzimas hepáticas y hepatitis. De estos
nueve casos, cinco fueron recogidos y valorados por el Centro de Farmacovigilancia
Regional del Principado de Asturias. Todos ellos fueron comunicados mediante
notificación espontánea por el Hospital San Agustín, (Avilés, Asturias). Tres de estos
casos fueron comunicados en el año 2007, describiéndose un caso de hepatitis y dos
de elevación de enzimas hepáticas. En los tres casos, se describió una evolución
favorable al eliminar el tratamiento con los citados productos lo que indica una
estrecha relación causa-efecto (Duque et al., 2007).
Los cuatro casos restantes notificados en España, fueron comunicados por el Grupo
de Estudio de Hepatopatías Asociadas a Medicamentos y fueron obtenidos de los
centros hospitalarios colaboradores del Registro de Hepatotoxicidad de la Universidad
de Málaga.
A nivel europeo, además de los casos citados anteriormente detectados en Suiza, la
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha recibido
información acerca de un caso en Finlandia, siete en Francia, uno en Italia y seis en
Islandia. Estos casos han sido referenciados en los últimos dieciséis años y han sido
comunicados a la AEMPS tras una consulta efectuada por la misma a los
responsables de farmacovigilancia de los demás Estados miembros.
Además de los casos posiblemente relacionados con el consumo de los productos
anteriormente citados, Portugal notificó en abril de 2008 tres casos de pacientes con
cuadro alergénico grave y antecedentes de consumo de un complemento nutricional..
Ante esta comunicación, el Centro Nacional de Epidemiología, a petición de la AESAN,
informó a los servicios de vigilancia de las CCAA solicitando además la notificación de
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casos compatibles con los comunicados por Portugal. En este sentido, se ha
informado de cuatro casos que presentaron cuadro alergénico de cierta gravedad.
El análisis de estos casos y la información sobre sus circunstancias relacionadas no
ha permitido establecer una relación de causalidad.
2. Evaluación toxicológica .
Existe una gran variedad de productos de este tipo de venta legal en toda la Unión
Europea destinados a ser utilizados en dietas hipocalóricas, como complementos
alimenticios, bebidas energéticas, etc. Sus componentes son extractos de hierbas y/o
ingredientes nutricionales: vitaminas, minerales, etc.
Una serie de preparados de los productos reseñados han sido remitidos a la Agencia
Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), con objeto de considerar la
posible toxicidad de los ingredientes declarados por el fabricante en cada uno de ellos.
Para facilitar el estudio, los productos se han clasificado agrupándolos en función de
sus características. Para una mejor valoración se ha recogido para cada uno de los
productos las indicaciones que aparecen en la etiqueta: modo de empleo, información
nutricional, ingredientes y las advertencias de uso u otros datos de interés (CNA,
2008).
El informe (CNA, 2008) recoge también datos de los usos medicinales, efectos,
contraindicaciones y datos toxicológicos (DL50, mutagenicidad, teratogenicidad, etc.)
de las hierbas que aparecen entre los ingredientes; así se encuentran:
1. Preparados destinados a ser consumidos como "sustitutivos de comida para control
de peso".
2. Preparados destinados a ser consumidos como Complemento alimentario; y entre
ellos: a) Complementos de vitaminas y minerales; b) Complementos alimentarios con
efectos nutricional o fisiológico.
3. Preparados con alto contenido en proteínas.
4. Preparados alimenticios.
5. Preparados líquidos.
6. Otros productos diversos.
Todas las hierbas que se declaran en los ingredientes de estos productos tienen
tradición de uso con fines medicinales desde antiguo, y están recogidas en la lista de
plantas y preparados de plantas que EFSA elaboró en 2007 como seguras para uso
alimentario (CNA, 2008) o no identificadas como tóxicas (EFSA, 2007). Sin embargo,
se indica que existen pocos estudios sobre toxicidad crónica, efectos teratogénicos y
en ocasiones las conclusiones que se recogen de los distintos estudios son
claramente contradictorias.
De la evaluación individualizada de la toxicidad de los productos anteriormente citados
se destaca que, según los datos recogidos sobre los compuestos que se declaran en
las etiquetas, no se justifica la aparición de daño hepático, siempre y cuando sean
consumidos a las dosis recomendadas, aun destacando la limitada información de que
se dispone en muchos casos, información a veces contradictoria, el desconocimiento
de posibles efectos sinérgicos entre diferentes principios activos, la falta de
información sobre efectos a largo plazo, etc.
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Se destaca que algunas personas pueden presentar reacciones de hipersensibilidad
que pueden derivar en daño hepático. Tampoco se descartan identificaciones erróneas
de la especie botánica, que la concentración de los principios activos sea variable en
función de las características ambientales del cultivo, o posibles adulteraciones y
contaminaciones químicas o biológicas.
En suma, los datos disponibles no justifican los efectos observados pero no se
descartan reacciones determinadas por una incrementada sensibilidad individual al
agente --o agentes o factores, diríamos también-- que fueran responsables de tales
efectos.
El CNA (Centro Nacional de Alimentación de la AESAN) ha realizado análisis de varias
muestras de algunos de estos productos para poder evaluar su posible toxicidad. En
concreto, se han analizado parámetros como: contenido de arsénico, aflatoxina B1,
aminas biógenas, citotoxicidad y toxicidad oral aguda. Respecto a las aminas
biógenas, solo se ha detectado Tiramina en una concentración de 6 mg/kg en uno de
ellos.
En lo que respecta a la citotoxicidad, se concluyó que la muestra analizada solo
presentaba efecto citotóxico a concentraciones muy elevadas, que en ningún caso
cabe esperar que se alcancen a través de un consumo normal del citado producto. Por
último los análisis realizados indicaron que, en lo respecta a la toxicidad oral aguda, la
muestra analizada no produjo toxicidad manifiesta en animales.
4. Posible relación entre los efectos indeseables de algunos complementos
alimenticios y productos alimenticios destinados a una alimentación especial
relacionados con dietas de control de peso y la acelerada movilización de las
reservas grasas en procesos de adelgazamiento incontrolado .
Ya se ha comentado que el análisis de los casos y la información sobre sus
circunstancias relacionadas no ha permitido establecer una relación de causalidad; los
consumidores consumen productos diversos y, más que los productos concretos,
pudieran incidir los hábitos o las combinaciones de diversos productos de la misma
marca, o su combinación con otros y, en general, diversos factores que de un modo u
otro el consumidor de estos productos puede percibir que su práctica o consumo está
en consonancia con sus objetivos.
De hecho una de las primeras constataciones en las conclusiones del informe
toxicológico referido anteriormente (CNA, 2008) ha sido que "los productos
referenciados están destinados a mejorar el bienestar general y/o obtener un peso
ideal".
Cabe considerar las diferentes posibilidades en el metabolismo lipídico, de las grasas
de reserva en particular, y su posible respuesta anómala ante un exceso de
movilización de las reservas.
4.1 Aspectos de interés en el metabolismo de las grasas
La mayor parte de los lípidos se encuentran en forma de triacilgliceroles o triglicéridos
(TG); de hecho el término grasa, o grasa neutra, se refiere a esta clase más
abundante de lípidos. Dichas grasas están localizadas principalmente en el tejido
adiposo, concretamente en unas células especializadas, los adipocitos. Las grasas
constituyen la forma más eficiente de almacenar energía, ya que proporcionan la
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mayor cantidad de calorías por gramo. En concreto, la grasa tiene un contenido
calórico unas seis veces superior al de los hidratos de carbono, a igualdad de peso,
debido a que la grasa está más reducida y se almacena en forma anhidra. El tejido
adiposo de un hombre normal de 70 Kg contiene alrededor de 15 Kg de grasa, lo cual
representa unas 140.000 kilocalorías: energía suficiente para mantener la vida durante
unos 3 meses. Sin embargo, el tejido adiposo no es únicamente un depósito pasivo de
almacenaje de energía, sino que, después del hígado, es un tejido muy importante en
el mantenimiento de la homeostasia metabólica (Fischer-Posovszky et al., 2007)
(Scherer, 2006) (Palou et al., 2008).
Los TG almacenados proceden de dos orígenes principales: la alimentación y la
síntesis de novo, que se produce principalmente en el hígado. Los lípidos que
ingerimos en la dieta, principalmente TG, son hidrolizados en el intestino, absorbidos
por las células epiteliales del intestino y reconvertidos a TG. Estos TG son
transportados a otros tejidos (tejido adiposo, músculo esquelético, etc.) como
componentes de los quilomicrones (CM), y son hidrolizados por acción de la enzima
endotelial lipoproteína lipasa (LPL). En la circulación se encuentran también otros tipos
principales de lipoproteínas: las VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad), las LDL
(lipoproteínas de baja densidad) y las HDL (lipoproteínas de alta densidad). Las VLDL
tienen un metabolismo similar al de los CM, si bien su origen es hepático y transportan
TG endógenos. Las LDL transportan principalmente colesterol a los tejidos, siendo
captadas por endocitosis mediada por receptores de LDL. Las HDL recogen el
colesterol en exceso de otras lipoproteínas de la sangre y de membranas celulares y lo
transportan hasta el hígado. Diversas condiciones dietéticas o defectos genéticos en el
metabolismo del colesterol pueden conducir a aterosclerosis y enfermedad
cardiovascular.
El hígado sintetiza diariamente del orden de 25 a 50 g de TG y cantidades menores de
otros lípidos. Estos lípidos se incorporan a las VLDL, que son liberadas a la circulación
sistémica por exocitosis (figura1). Estas lipoproteínas tienen un elevado contenido en
TG, al igual que los CM, pero son mayoritariamente de origen endógeno.
HÍGADO
Glucosa
Alanina
Lactato
Acetil-CoA AGs
Colesterol
Glicerol
Glicerol
LIPOPROTEÍNAS
TG, PL, C, CE
VLDL
sales
biliares
Bilis
AAs
Proteínas
CO2 AGs
Figura 1.- Metabolismo hepático y producción de VLDL. Abreviaciones: AGs (ácidos grasos), AAs
(aminoácidos); TG (triacilgliceroles); PL (fosfolípidos); C (colesterol); CE (colesterol esterificado).
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4.2 Lipogénesis y lipólisis
Los adipocitos almacenan energía en forma de TG durante periodos de exceso
calórico (lipogénesis) y los movilizan (lipólisis) en los casos en que el consumo
energético sobrepasa la ingesta calórica, para compensar la deficiencia y proporcionar
el combustible metabólico necesario. En condiciones normales, cuando abundan los
nutrientes y la glucemia es relativamente alta, los ácidos grasos sintetizados por el
hígado (o los procedentes de la dieta) son esterificados y almacenados como TG en el
tejido adiposo. Cuando la glucemia disminuye, los TG del tejido adiposo son
hidrolizados a ácidos grasos y glicerol, que así pueden ser utilizados como
combustible por diversos órganos y tejidos, o ser captados por el hígado para su
transformación en glucosa (el glicerol) o en cuerpos cetónicos (los ácidos grasos),
combustibles que vuelven al torrente circulatorio para su distribución a los tejidos que
los consumen.
Cuando las hormonas señalan que existe una necesidad de energía metabólica se
movilizan las reservas de TG almacenados en el tejido adiposo, y los ácidos grasos
resultantes son transportados a través de la sangre a diversos tejidos para su
utilización (figura 2). Este proceso se desencadena principalmente por acción de las
hormonas adrenalina y glucagón, que activan la adenilato ciclasa de la membrana
plasmática de los adipocitos, produciendo un aumento de la concentración intracelular
de AMPc. La insulina, por el contrario, antagoniza los efectos de las hormonas
lipolíticas inhibiendo actividades enzimáticas como la de la lipasa sensible a
hormonas, por lo que en condiciones de hipoglucemia se favorece la acción de las
hormonas lipolíticas debido a la falta de insulina.
Figura 2.- Proceso de lipólisis mediado por hormonas lipolíticas. Abreviaciones: LSH (lipasa sensible a
hormonas); TG (triacilglicérido); DG (diacilglicerol); MG (monoacilglicerol); AG (ácidos grasos).
Los ácidos grasos libres resultantes de la hidrólisis de los TG difunden desde los
adipocitos a la sangre, donde se unen a la albúmina sérica para ser transportados a
los diversos tejidos (hígado, músculo, corazón, etc.).
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Utilización de los ácidos grasos
Los ácidos grasos libres son oxidados en las células mediante una vía metabólica
denominada ß-oxidación, que tiene lugar en las mitocondrias (Mathews et al., 2002).
Dado que la membrana interna mitocondrial es impermeable a los ácidos grasos libres
de cadena larga, y a los acil-CoA, debe intervenir un sistema de transporte específico,
en el que participa un transportador específico, la carnitina. El proceso de entrada de
los grupos acilo al interior de las mitocondrias es un paso limitante de la velocidad de
oxidación de los ácidos grasos. Es decir, en el hígado, las moléculas de acil-CoA
formadas en el citosol pueden seguir dos rutas principales: a) entrar en la ß-oxidación
y por tanto oxidarse, por lo cual necesitan entrar en la mitocondria, o bien b)
convertirse en TG o en fosfolípidos que se incorporan a las VLDL que el hígado
sintetiza, proceso que tiene lugar en el citosol.
La ß-oxidación es un proceso metabólico de oxidación de los ácidos grasos que
consiste en la liberación secuencial de fragmentos de 2 átomos de C en forma de
acetil-CoA, a partir del extremo carboxilo de la cadena de ácido graso, produciéndose
la rotura entre los carbonos alfa y beta.
Formación y utilización de cuerpos cetónicos
El acetil-CoA formado en el hígado durante la oxidación de los ácidos grasos puede
entrar en el ciclo de Krebs, o bien puede convertirse en cuerpos cetónicos
(acetoacetato, ß-hidroxibutirato y acetona). El acetoacetato y el ß-hidroxibutirato serán
utilizados en tejidos extrahepáticos (cerebro, músculo, corteza renal, etc.) como fuente
energética, siendo convertidos de nuevo en acetil-CoA y oxidados en el ciclo de Krebs.
En condiciones de fuerte restricción calórica o ayuno prolongado, o de diabetes
mellitus no tratada, donde predomina el metabolismo lipídico, se da una
sobreproducción de cuerpos cetónicos que lleva asociados diversos problemas
médicos. El aumento de los niveles sanguíneos de acetoacetato y ß-hidroxibutirato
(que se produce en estos casos si la síntesis supera la velocidad de utilización por los
tejidos extrahepáticos), conduce a una cetosis y una acidosis (cetoacidosis). En
individuos sujetos a dietas muy bajas en calorías, las grasas almacenadas en el tejido
adiposo constituyen la fuente principal de energía.
4.3 Biosíntesis de triglicéridos o triacilgliceroles. Lipogénesis.
Las grasas o TG se sintetizan en casi todos los tejidos de mamíferos cuando las
condiciones energéticas son favorables, pero principalmente en el tejido adiposo,
donde se depositan como reserva hasta que llega el momento de su movilización
(Mathews et al., 2002). Los ácidos grasos que se emplean para la síntesis de TG
pueden proceder de la dieta o pueden ser sintetizados en el hígado (véase figura
siguiente).
La lipogénesis está controlada por una serie de mecanismos, incluyendo efectores
alostéricos, modificación covalente y disponibilidad de sustrato, pero también está
controlada por hormonas lipogénicas. La principal hormona reguladora de la
lipogénesis es la insulina, hormona lipogénica por excelencia que promueve la entrada
de glucosa en el adipocito y, por consiguiente, la lipogénesis, permitiendo así el
almacenamiento de TG en estas células. Además, la insulina también ejerce un fuerte
efecto antilipolítico, inhibiendo la actividad de la principal enzima lipolítica, la lipasa
sensible a hormonas.
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4.4 Conexión hígado-adiposo en el metabolismo glucídico
En la figura siguiente se esquematiza la conexión entre el hígado y el tejido adiposo
por lo que hace referencia al metabolismo lipídico.
Figura 3.- Esquema conjunto del metabolismo lipídico en el hígado y el tejido adiposo. Abreviaturas: CM
(quilomicrones); VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad); LPL (lipoproteína lipasa). Adaptado de (Voet
et al., 2007).
5. Pérdidas rápidas de peso e inflamación hepática .
La enfermedad de hígado graso puede variar desde solo "hígado graso" (esteatosis)
hasta un hígado graso con inflamación (esteatohepatitis). La enfermedad hepática no
dependiente de alcohol es pues la inflamación grasa del hígado cuando no es debida a
un excesivo consumo de alcohol. Se relaciona con la resistencia a la insulina y el
síndrome metabólico y puede desencadenarse por tratamientos o procesos dirigidos a
otras situaciones de resistencia a la insulina, como la pérdida de peso o el tratamiento
con fármacos antidiabéticos. De hecho, la esteatohepatitis no alcohólica es la forma
más extrema de este tipo de enfermedad, mimetiza la hepatitis alcohólica y se
considera como la principal causa de cirrosis de origen desconocido, pues no se
acaba de comprender bien e proceso.
La NAFLD (Non-alcoholic fatty liver disease) fue descrita por primera vez en 1980. En
el estudio se describe que las biopsias se caracterizan por la presencia de cambios
súbitos en los depósitos grasos, con evidencias de hepatitis lobular, necrosis focal, con
variadas infiltraciones de tipo inflamatorio, en varios casos con cuerpos de Mallory, y
evidencias de fibrosis en la mayor parte de las biopsias. En estos casos se trataba de
pacientes con obesidad moderada, muchos con diabetes y colestasis y fueron
frecuentes como rasgos clínicos la presencia de hepatomegalia y anormalidades
suaves de la función hepática (Ludwig et al., 2006) (Ludwig et al., 1980).
Sin embargo, en realidad, el término médico para un hígado graso es esteatosis
(grasa) hepática (hígado) y, en principio se considera una condición relativamente
benigna, caracterizada por depósitos de gras en los hepatocitos (células hepáticas).
Es una condición reversible que, en principio, no tiene potencial para dar lugar a
–
+ ADRENALINA
GLUCAGON
INSULINA
Acetil-CoA
Malonil-CoA
Acidos grasos
Triacilglicerol
Glicerol-3-P
VLDL
Ácidos grasos
Triacilglicerol
Lipasa sensible
a las homonas
Glicerol
Glicerol-3-P
Glucosa
Acidos grasos - Albúmina
Acidos grasos
Acil-CoA
Acil-CoA
Acetil-CoA
Ciclo Krebs
Cuerpos
cetónicos
CM
Ácido graso
sintasa
Citrato
Acetil-CoA
carboxilasa
Glicerol Glucosa
Piruvato
ADIPOCITO
HEPATOCITO
ADRENALINA
GLUCAGON
+ INSULINA
Biosíntesis Oxidación
Glucosa
mitocondria
LPL
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cirrosis, fallo hepático o cáncer hepático. Sin embargo, puede progresar a
esteatohepatitis (inflamación) y necrosis hepática (Non Alcoholic Steato-Hepatitis
(NASH) que es cuando el hígado graso ha progresado a algo peor, con inflamación
(esteatohepatitis) y necrosis hepática. La NASH ya es considerada una enfermedad
hepática con el potencial de causar cirrosis, fallo hepático y cáncer hepático.
Desde luego están claros los efectos beneficiosos en general de una importante
pérdida de peso, como por ejemplo los conseguidos con cirugía bariátrica (Mattar, et
al., 2005), que se cree vienen mediados por una mejora de la sensibilidad a la insulina,
con una menor infiltración e inflamación y, en definitiva una acción revertidora de la
fibrosis y la cirrosis.
Sin embargo, son habituales, y creemos que fundamentadas, las recomendaciones
sobre que la reducción del peso corporal (por ejemplo, para combatir el sobrepeso)
debe hacerse de modo progresivo, por ejemplo menos de 1 kg por semana, ya que
una reducción de peso excesivamente rápida puede producir daños hepáticos,
especialmente en personas sensibles.
Conclusiones del Comité Científico .
La capacidad del hígado para metabolizar grasa es muy elevada, pero puede verse
limitada por muy diversos factores. Si un exceso de grasa, de ácidos grasos que llegan
al hígado, no puede ser metabolizado (generando energía en la beta-oxidación,
derivando productos de su oxidación parcial, como cuerpos cetónicos exportables a
tejidos periféricos) o el exceso de grasa no puede ser reexportado, lo que puede hacer
el hígado es guardar esa grasa, dando lugar a un hígado graso. Y estos cambios
pueden tener lugar ya en los primeros días de una restricción energética drástica, hay
además más inapetencia y se genera un círculo vicioso de más movilización grasa y
daño hepático.
Un fallo en la adaptación a un balance energético negativo implica en realidad a todos
los tejidos más implicados en el metabolismo energético. Las reservas de grasa
periféricas están en mejores condiciones para movilizarse en condiciones de
resistencia a la insulina.
Si se analizan las posibilidades de destinos metabólicos descritos en la sección
relativa a las pérdidas rápidas de peso e inflamación hepática de este informe, se
deduce que las consecuencias de una excesivamente rápida movilización de los
depósitos grasos y la consecuentemente aumentada captación por el hígado son
varias; pero cabe destacar a nuestros efectos:
1. Una tendencia a la deposición de triglicéridos, relevante para el desarrollo de un
hígado graso.
2. Un incremento en la producción de cuerpos cetónicos, importante en relación con la
resistencia a la insulina, e importante también como agentes anorexigénicos que
pueden reforzar una menor ingesta calórica y, por tanto, más movilización de grasa,
reforzando todo el proceso anterior.
3. El aumento de la producción/liberación de lipoproteinas a la sangre, afectando a los
niveles circulantes de colesterol, fosfolípidos y triglicéridos.
Los dos primeros puntos nos llevan a que las condiciones frecuentes en los
consumidores de este tipo de productos son compatibles con casos concretos de daño
hepático, en personas sensibles; desequilibrio que sería, en principio y más
frecuentemente, de carácter benigno pero que en casos individuales podría progresar
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a procesos de infiltración inflamatoria como los descritos, y hepatitis severa. Por otro
lado, la incapacidad de metabolizar apropiadamente el exceso de ácidos grasos podría
acompañarse de un efecto anorexigénico, causado por la acción central de los
cuerpos cetónicos, efecto que reforzaría la respuesta anómala al facilitar una menor
ingesta energética, una lipólisis aun más exacerbada y así contribuir a instaurar una
condición estresante para el hígado, consistente en un exceso de grasa difícilmente
manejable y que se canalizaría en parte como infiltraciones de grasa en los adipocitos.
Junto a ello, pudieran generarse complicaciones adicionales por el aumento de la
producción/liberación hepática de lipoproteínas a la sangre, afectando a los niveles
circulantes de colesterol, fosfolípidos y triglicéridos circulantes.
Tampoco se descarta que en los casos en los que en la composición figuran plantas,
se produzcan identificaciones erróneas de la especie botánica, que la concentración
de los principios activos sea variable en función de las características ambientales del
cultivo, posibles adulteraciones y contaminaciones químicas o biológicas o reacciones
debidas a una incrementada sensibilidad individual a los agentes o factores, que
fueran responsables de tales efectos adversos.
Por tanto, sería recomendable que los consumidores de ciertos complementos
alimenticios y productos alimenticios destinados a una alimentación especial
asociados a dietas de control de peso conocieran los posibles riesgos para la salud
relacionados con las pérdidas aceleradas de peso, especialmente cuando el consumo
de estos productos se combina con una dieta hipocalórica y con una limitada
capacidad de metabolización hepática.
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