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notiherbal Una nueva Dieta anticancer




Dieta anticancer

POR DANIELA FAJARDO, PARA TI. - PARATI
Cada año, 10 millones de personas en el mundo desarrollan cáncer y 7
millones de muertes son causadas por esta enfermedad, cifra que
corresponde al 12% de todas las muertes registradas a escala mundial.
Y la situación no mejora.

Se estima que con el progresivo
envejecimiento de la población se diagnosticarán 15 millones de casos
nuevos de cáncer por año. "Es el equivalente a que todos los días
choquen cuatro Boeing 747 llenos de pasajeros, o que las torres
gemelas del World Trade Center se derrumben tres veces por semana",
advierten el bioquímico Richard Béliveau y el investigador Denis
Gingras en Los alimentos contra el cáncer (El Ateneo). "Una persona de
cada cuatro morirá de cáncer, pero las tres restantes no morirán por
esta causa; lo impedirán sus mecanismos de defensa y esas personas
morirán por otras causas", pronostica Servan-Schreiber, médico
psiquiatra y neurólogo en su libro Anti Cáncer (Espasa).

Los dos
libros, que fueron publicados simultáneamente y proponen la misma
lista de alimentos para prevenir y combatir distintos tipos de
cánceres, se convirtieron en best sellers internacionales. Es que
cualquier fórmula que prometa la posible prevención o cura de la
enfermedad, que se postula como la epidemia del siglo XXI, tiene el
éxito asegurado. Pero, ¿es posible hacer prevención o curar un
determinado tipo de cáncer a partir de la alimentación? El Dr.
Servan-Schreiber argumenta que sí dando a conocer su propia
experiencia personal: sobrevivió a un tumor cerebral, diagnosticado
hace quince años y a una posterior caída, gracias a su biología
anticáncer basada en una alimentación sana. Su método se basa en
cuatro pilares: desintoxicación de sustancias carcinogénicas,
alimentación anticáncer, adecuada actividad física y búsqueda de paz
emocional.

Pero aclara que "no existe ningún método natural que cure
el cáncer", por lo cual, se debe continuar con el tratamiento de
quimioterapia y radioterapia según indique el médico. Servan-Schreiber
sostiene que el cáncer ha aumentado debido al cambio de alimentación
que experimentamos desde 1940. Por eso, propone volver a la
alimentación del pasado: gran cantidad de frutas y verduras, carne de
vez en cuando, poco azúcar (reemplazada por la miel) y reducir las
harinas blancas. "Hoy, el 56% de las calorías proceden de tres fuentes
que antes no existían: azúcares refinados, harinas blancas (pan
blanco, pasta, arroz blanco) y aceites vegetales. Estas tres fuentes
alimentan el crecimiento del cáncer", asegura el especialista en su
libro.


Entre sus recomendaciones está el consumir alimentos con bajo índice
glucémico como la fruta en su estado natural (los arándanos, las
cerezas y las frutillas ayudan, por ejemplo, a regular los niveles de
azúcar en sangre) y beber té verde. "Es importante invertir la
presentación del plato: en lugar de comer un bife con un puñado de
verduras, consumir menos carne en un plato importante de verduras",
aconseja.

La propuesta alimentaria de Béliveau y Gingras es la misma,
y tienen en cuenta las últimas observaciones del World Cancer Research
Fund publicadas en 2007 que estiman que el 30% de todos los cánceres
está linkeado con los hábitos alimentarios de los pacientes. "Las
frutas y verduras son fuentes fitoquímicas, moléculas que tienen la
capacidad de interferir en los procesos asociados con el desarrollo de
cánceres", explican los autores en Los alimentos contra el cáncer.


Como investigador de bioquímica en su laboratorio, Béliveau observó,
por ejemplo, que el té verde frenaba sustancialmente el crecimiento de
la leucemia, del cáncer de mama, de próstata, de riñón, piel y boca. A
partir de su investigación, en su libro recomienda suprimir de la
dieta aquellos alimentos ricos en grasa (sobre todo los Omega 6) y el
consumo de harinas blancas y azúcar. Apuesta por las verduras, frutas,
pescados, té verde, soja y productos que aporten Omega 3. Y aconseja
los siguientes reemplazos: el pan de harina por el de multicereales;
el azúcar por la miel; el café por el té verde y condimentar con
tomillo, romero, albahaca y cúrcuma. La carne roja (se recomienda un
máximo de 500 g por semana) y los huevos son opcionales y no
representan el ingrediente principal del plato.


Palabra de expertos. ¿Una dieta puede prevenir o combatir el cáncer?
Para el Dr. Carlos Bas, jefe del Servicio de Oncología del Hospital
Alemán, "con respecto a esto hay mucho escrito y poco probado. Tres
publicaciones demostraron que el descenso de peso más una dieta
adecuada y ejercicio físico reducen la recaída de cáncer en tubo
digestivo, mama y próstata. Así que una vida sana, más los
tratamientos preventivos adecuados, provoca una mejor evolución". El
Dr. Ernesto Gil Deza, director médico del Instituto Henry Moore
enfatiza: "Ojalá fuera tan sencillo curar el cáncer cambiando la dieta
alimentaria".

Y agrega: "Es cierto que hay elementos de la dieta que
pueden ayudar a prevenir el cáncer de colon y ciertos consejos
relacionados con la alimentación pueden contribuir en mejorar la
calidad de vida de los pacientes durante el tratamiento. Pero esto no
significa que uno deba imponer una dieta como un modelo de salud". Por
su parte, Adrián Pablo Huñis, director y jefe de Oncología Clínica del
Centro Oncológico Buenos Aires, docente adscripto de Medicina Interna
de la Universidad de Buenos Aires y profesor titular de Oncología de
la Universidad Maimónides, coincide al decir que "no existe la dieta
anticáncer, pero sí la que puede ayudar a prevenir algunos de ellos".

Y lo clarifica con ejemplos: "Japón tiene una gran incidencia de
cáncer gástrico y esto se debe a la alimentación basada en arroz y a
alta temperatura. También se sabe que las personas que sufren de
intestino perezoso (evacuan cada tres días) son más propensas a
desarrollar cáncer de colon debido a que la materia fecal deshidratada
que permanece demasiado tiempo en el intestino grueso es tóxica.
Entonces, la recomendación es que estas personas consuman más cantidad
de alimentos con fibras o verduras de hoja verde".

Bas aporta que hay
publicaciones que "muestran efectos preventivos –no definitivos– de
las dietas ricas en cereales y fibras (frutas y vegetales) para
cánceres gastrointestinales y hormonodependientes como próstata y
mama; así como aumento del riesgo en dietas ricas en calcio para
cánceres de próstata". Y continúa dando ejemplos: "Hay evidencia de
que el extracto de granada, los complejos vitamínicos tipo E y las
crucíferas disminuyen, sin resultados concluyentes, la incidencia de
cáncer de próstata. Y hay evidencia sobre la reducción de la presencia
de cáncer de colon en poblaciones que consumen dietas ricas en coles y
verduras crucíferas. Además, se evaluó que la vitamina A promovió la
recaída del cáncer de pulmón, la vitamina D está asociada a una menor
recaída de cáncer de mama, pero la vitamina C disminuye la eficacia de
los tratamientos de quimioterapia".

Pero Bas pone en tela de juicio a
la soja a la hora de prevenir el cáncer de mama: "Se pregona a la soja
porque la diferencia de incidencia de ésta en mujeres orientales es 5
veces menor que en Estados Unidos y Europa (lo mismo para el cáncer de
próstata, cuya incidencia aumenta en poblaciones con dietas pobres en
soja). Pero hay que "ser precavido porque puede haber un efecto
proliferativo de los derivados estrogénicos naturales, por lo cual no
estaría recomendado el consumo de fitoestrógenos en cáncer de mama".
Según Huñis, el aumento de la longevidad de la población sumado al
tabaquismo y a la mala alimentación nos lleva a estimar que para el
año 2015, el cáncer será la primera enfermedad en cuanto a incidencia
superando a las cardiovasculares.

Por eso recomienda consumir
"alimentos que aporten calcio y fibras (los argentinos consumen entre
un 12% y un 15%, hay que aumentarlo al 20%), frutas, verduras,
cereales, legumbres y pescados, a la vez que apela a reducir la
ingesta de grasa (a menos de un 30% de las calorías totales, porque
está comprobado que el alto contenido graso de los alimentos está
relacionado con el cáncer de mama, de endometrio y de próstata) y
bajar el nivel de alcohol (el cáncer de cabeza, cuello, lengua,
paladar y encía está relacionado con el consumo de alcohol y el
tabaquismo), minimizar el consumo de alimentos ahumados y no beber
infusiones a altas temperaturas (esto puede provocar cáncer de esófago
y estómago por quemadura)".

Bas recomienda, además, "prestar atención
a la forma de elaboración de los alimentos (evitar los excesos de
temperatura, las frituras, las comidas quemadas en sus superficies, no
consumir comidas crudas o poco cocidas) y consultar con un
especialista antes de iniciar cualquier intervención nutricional,
fundamentalmente en pacientes con cáncer avanzado". Para este
especialista, lo mejor es adherir a una dieta bien balanceada,
ejercicio físico y lograr un índice de masa corporal adecuado. "Con
estas variables uno puede afirmar que reduce su riesgo de recaída o lo
prolonga en el tiempo", concluye.

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